La gestación del CEJUV nace de la intuición de su fundador el P. Manuel Zubillaga, desde el contacto y el acercamiento a los jóvenes y la sensibilidad a sus problemáticas en un contexto barrial y parroquial.
Esta intuición fundante comienza a desarrollarse como una experiencia piloto con la creación de un centro juvenil de autogestión educativa, contemplando las áreas religiosa, cultural y social destinada a dos sectores de la población juvenil en el barrio: los grupos parroquiales y las pandillas juveniles.
En esta experiencia está fundada en una mística: poner en práctica las intuiciones del Evangelio, desde la educación popular con una intencionalidad socioeducativa. Las estrategias iniciales fueron la educación popular; autogestión social, enfoque comunitario, investigación participativa, la recuperación de la historia de la comunidad y del barrio.
El Centro Educativo Juvenil y luego con la consolidación de los Centros Juveniles que Barrio que se convierte, con el Sistematización, en el primer modelo institucional quien da identidad a la institución.
El barrio, la parroquia inserta en el barrio, con sus propios ciclos celebrativos, simbolismos, dinámicas y liderazgos con configurando y reconfigurando de una manera dinámica el proceso de acercamiento a los jóvenes en su realidad natural con sus problemáticas que demandaban una respuesta inmediata, pero también organizada.
El contexto y la intuición marcan la esencia del modelo, la promoción de los jóvenes, la formación de promotores, como “agentes activos en la formación de sus pares”, como jóvenes que promueven a otros jóvenes, y al mismo tiempo son promovidos en esa dinámica formativa.
El Modelo Centros Juveniles de Barrios ha sido fundante para CEJUV, parte desde la esencia del Evangelio, sin ser proselitista; parte de hacer suyo, en el fundador, “los sentimientos y la sensibilidad de Jesús”, desde una centralidad en su persona y en su espíritu.
El aspecto cultural ha sido transcendente y fundamental en la historia y el devenir institucional, los espacios comunitarios como lugares de encuentro.
La etapa inicial marca las bases y los fundamentos para una mística propio del CEJUV, “la promoción de los jóvenes que promueven a otros jóvenes, y que, en esa promoción, ellos mismos se promueven”, es la frescura del Evangelio, el dinamismo y el espíritu del joven, que descubre dentro de sí, y en su relación con sus pares, con la comunidad, el barrio, su entorno, sus potencialidades para transformarse interiormente, y transformar el mundo.
Las principales estrategias para conocer las demandas de los jóvenes han sido fundamentales en la intervención de la institución y marcan su mística y su esencia: cercanía, vinculación, articulación, diálogo, escucha, un constante diagnóstico sobre la realidad siempre cambiante y dinámica, las redes de apoyo, de vinculación, del mismo barrio.
Lo formativo siempre ha sido una constante y un elemento fundamental, una estrategia transversal. La formación de los promotores juveniles, el fomento de espacios de reflexión, el aterrizaje en la propia dinámica y cultura del barrio para aprovechar, los ciclos celebrativos y de ahí plantear los tiempos formativos.
Planteamientos generales
Población objetivo: los adolescentes y jóvenes entre los 12 y 29 años en condición de vulnerabilidad social que se encuentra en contextos urbanos de la CDMX.
Fundamentación principal: Constructivismo social “el sujeto o actor social construye significados actuando en un entorno estructurado e interactuando con otras personas de forma intencional”.
Marcos teóricos-metodológicos: resiliencia, habilidades para la vida y construcción para la paz.
Ejes transversales: perspectiva de género, ciudadanía, espiritualidad.
Estrategias para la acción: investigación en la acción, observatorio juvenil encaminado a la construcción y reconstrucción de vínculos, en los espacios socioculturales de los jóvenes, siguiendo los ciclos culturales que les son característicos, a través del acompañamiento, la escucha y la formación, para generar procesos de resiliencia que les permitan identificar y prevenir factores de riesgo y potenciar los de protección para lograr un cambio de representación social y crecimiento personal grupal y comunitario.
I. Fase inicial: acercamiento a los contextos juveniles, identificación de redes sociales, establecimiento de vínculos.
II. Fase diagnóstica: identificación de problemáticas y/o temáticas, diagnóstico en la relación, construcción de alternativas para el cambio.
III. Fase de implementación: programación de actividades, desarrollo de actividades, acompañamiento, monitoreo, seguimiento y reajuste de actividades.
IV. Fase de retroalimentación: evaluación, sistematización, difusión, socialización de la experiencias.
Calle Costa 98, Int. 1
Col. Ampliación Alpes,
Álvaro Obregón, CDMX.